jueves, 13 de septiembre de 2012

EU envía buques de guerra con misiles crucero a Libia


Auroradigital

La hipótesis de que el ataque contra el consulado estadounidense en Bengasi fue planeado con antelación cobró fuerza tras la reconstrucción de los hechos, mientras el Gobierno de Barack Obama decidió extremar la seguridad con el envío de 50 marines y dos buques de guerra a Libia. 

La noche del martes, en el undécimo aniversario de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, Chris Stevens se convirtió en el primer embajador estadounidense en morir asesinado en el cargo desde 1979, cuando un tiroteo mató al jefe de la legación en Afganistán, Adolph Dubs. 

Stevens, el también diplomático Sean Smith y otras dos personas aún sin identificar perdieron la vida en el ataque al consulado estadounidense en Bengasi, que se prolongó durante unas cuatro horas marcadas por el caos y el fuego y que causó, además, al menos tres heridos. 

Sobre las 10 de la noche hora local ( del martes), un "grupo extremista sin identificar" atacó el consulado, donde estaban en ese momento entre 25 y 30 personas, y aisló a los encargados de la seguridad de Stevens y Smith, cuyo cuerpo fue hallado sin vida dentro del edificio.

Los agentes de seguridad estadounidenses, que contaban con la ayuda de fuerzas libias, tuvieron que pedir refuerzos para repeler los ataques y retomar desde un edificio anexo el complejo central del consulado, donde habían perdido de vista a Stevens, de 52 años. 

Según los funcionarios estadounidenses, Stevens fue rescatado inconsciente por individuos no identificados y llevado a un hospital. Solo tuvieron acceso a su cuerpo ya sin vida en el aeropuerto de Bengasi, por lo que las causas de su muerte se desconocen todavía. 

En un principio se pensó que detrás del ataque al consulado en Bengasi y a la embajada en EE.UU. en El Cairo, ocurrido también el martes pero que no causó víctimas, estaba una película que se burla del islam y caricaturiza al profeta Mahoma. Se llama "La Inocencia de los Musulmanes", circula desde julio en internet y su autor ha sido identificado como Sam Bacile, pero persisten las dudas sobre si es un nombre real o un seudónimo y sobre su nacionalidad.

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