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Israel ha desplegado todos sus esfuerzos para recibir mañana, miércoles, a Barack Obama en su primera visita al país como presidente, en la que se reunirá hasta en tres ocasiones con el primer ministro Biniamín Netanyahu.
La estancia en Israel durará tres días en los que efectuará dos breves desplazamientos al territorio de Cisjordania: a Ramala, para entrevistarse con el presidente Mahmud Abás, y a Belén, para visitar la basílica que marca según la tradición cristiana el nacimiento de Jesús.
Las calles más céntricas de Jerusalén y la carretera principal que la une con el aeropuerto y Tel Aviv llevan días adornadas con grandes banderas de Estados Unidos y carteles en inglés y en hebreo que celebran la visita, denominada Alianza Irrompible.
Algunas banderolas han sido dañadas, como muestra del rechazo que provoca el presidente estadounidense en la derecha más radical, que le llama Barack Husein Obama.
Pese a que George W. Bush hijo tardó ocho años en visitar Israel, Obama fue muy criticado aquí por acudir al vecino Egipto para pronunciar su famoso discurso de acercamiento al mundo musulmán y no sacar ni siquiera unos días en sus primeros cuatro años en la Casa Blanca para desplazarse a uno de sus principales aliados.
"Obama viene ante todo a hacer una declaración sobre el vínculo EEUU-Israel, no sobre la ocupación ilegal, el conflicto sin resolver o los intereses estadounidenses", escribe en el diario "Haaretz" el comentarista Daniel Levy.
Será el noveno presidente de EEUU en activo en pisar el Estado judío, después de Bush hijo en 2008, que pronunció en el Parlamento un discurso de apoyo sin matices.
Lo hará bajo la protección de sus fuerzas especiales reforzadas por 15 mil agentes de Policía (donde se han congelado vacaciones y francos) que se encargarán de apoyar al equipo presidencial con una presencia visible y constante.
La máxima: cero sorpresas. "Estamos preparados incluso para la posibilidad más grave y no confiando sólo en la información de inteligencia. Tomamos en cuenta cualquier posibilidad que pudiera ocurrir", explica el jefe de operaciones Nisim Mor.
La semana pasada se efectuó en el hotel de Jerusalén en el que se alojará, el King David, un simulacro de rescate con una grúa gigante, y hoy se cortará temporalmente la carretera que conecta Jerusalén y Tel Aviv.
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